24 de agosto de 2010

Las leyes darwinianas / Gambia

Cada país enseña a los turistas/viajeros lo que tiene. Gambia no tiene grandes parques nacionales ni, en ellos, voraces animales africanos. Es un país adosado al río del mismo nombre; sus gentes, agradables en extremo, y poco más.
¿Te parece poco viajero insatisfecho?.
En la desembocadura de ese río, unos inmensos manglares.
Como ha dicho en otros ‘posts’: ¡ese territorio manglar tiene mucho encanto!.
Genera belleza y misterio.
Respira humedad e intenso calor.
Olor.
Pero aquí, en este particular territorio, las leyes de la evolución darwinianas han alcanzado su máximo exponente. El hombre (ver fotografía) se ha adaptado a vivir en las orillas de los ríos en las inhóspitas ramas ribereñas. Como hubiera dicho Rodríguez de la Fuente (al leer, poned tono imitador), “atenazados por esa suprema necesidad de subsistir, el homo sapiens, como los monos, asciende a las endebles ramas de los grandes manglares para reproducirse y aparearse”.
Por supuesto: BROMA.
Una -cree este viajero- singular foto de un joven y simpático pescador de tilapias, sorprendido en los manglares de Oystrer Creek, cerca de Lamin Lodge, en el río Gambia.


Copyright © By Blas F.Tomé 2010

16 de agosto de 2010

Breve apunte / Gambia

Para descubrir Gambia lo mejor es tomar un taxi colectivo y recorrer, fijar la vista en el paisaje y aguzar el oído para empaparse de las animadas conversaciones de los demás pasajeros”, dice el libro-guía que ha caído en manos del viajero insatisfecho.
¡Anda! para conocer Gambia y, también, para conocer cualquier otro país africano.
Al menos esa es su experiencia.
Pensando en cualquiera de los países visitados, el bus y el taxi colectivo son los vehículos del aprendizaje, los habitáculos donde se toma el pulso al territorio en cuestión. Mirar, observar, escuchar, oler el olor africano -a veces, hedor- y sentir el sudor ajeno es la manera más eficaz de organizar la mente para entender a estas gentes del continente negro.
Y al pensar en Gambia, pensó en un extraño país, con una historia tan singular como extravagante su geografía y localización.

............
(*) Mapa de 'Google'

Copyright © By Blas F.Tomé 2010

10 de agosto de 2010

Infidelidad -Cuento africano- (*)

Ayabo, vendedora de alfarería, estaba casada con Akele, a quien engañaba abundantemente y con tanta comodidad cuanto que el marido se ausentaba con bastante frecuencia para viajar durante tres o cuatro días.
Al inicio de una semana, Akele partió de gira y, habiendo terminado rápidamente sus asuntos, estuvo de regreso el día siguiente al crepúsculo.
Un galanteador se había encerrado con la mujer. El marido, sin desconfiar, se extrañó sin embargo al encontrar cerrada, a aquellas horas, la entrada del portal. Golpeó el marco y aguardó.
Al oír los golpes, Ayabo reconoció al que llegaba. Sin perder tiempo, avisó a su amante de que buscara un lugar propicio para ocultarse y, luego, descubriendo una gran jarra, le aconsejó que se metiera dentro y le ayudó a hacerlo, tras lo cual corrió a abrir la puerta a Akele.
Mientras el marido se cambiaba de ropa, apareció en el umbral un segundo amante. Divisando al marido, a quien creía muy lejos de allí, supo contenerse, saludó y dijo:
- Vengo a buscar la jarra que he encargado.
Ayarbo le vendió de inmediato la jarra que contenía al hombre oculto y, no pudiendo, debido al peso, colocarla, por sus solas fuerzas, en la cabeza del comprador, rogó a Akele que le ayudara.
El comprador salió de la casa y, doblándose bajo la carga, gritó de pronto:
- ¡Dios, qué pesada es!.... Realmente, quien busca la mujer de otro encuentra mucha desgracia.
Del recipiente brotó una voz cavernosa:
- ¡Ah, ah! ¡Qué cierto es eso!... ¡Pienso lo mismo!.
Asustado, el portador dejó caer la jarra que se rompió, liberando al prisionero…. En la oscuridad, dos hombres huyeron cada uno por su lado
.
..................................
Moraleja: Es pueril imaginar que puede existir una sola mujer realmente fiel. La mujer es “Nionu”, es decir, “beber y dejar bebida a los demás”. Dicho de otro modo: ningún hombre puede ‘ocupar’ una mujer hasta su muerte.

(*) Trautmann, René. Los cuentos pasan… Leyendas e imágenes de la Costa de los Esclavos, José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca, 2007.

Copyright © By Blas F.Tomé 2010

2 de agosto de 2010

Más antropólogo que arqueólogo

Este viajero insatisfecho se siente más antropólogo que arqueólogo (no es ninguna de las dos cosas); se implica más con la gente que con ‘las-piedras’. No lo puede evitar. Y hace esta declaración de principios por las insistentes propuestas para que este verano visite Roma, o Grecia, o Siria.
Pues no.
Le dicen más los ojos de un niño, o la mirada de una mujer, que veinte mil decorados de ordenadas piedras de 30 siglos de antigüedad.
Es el hombre y no ‘las-piedras’ las que crean el tiempo y, como decía Kapuscinski, ‘la existencia del tiempo se manifiesta a través de los acontecimientos, y el hecho de que un acontecimiento se produzca o no, no depende sino del hombre’.
‘Las-piedras’ son otra cosa, quizás, la herencia humana, si, la herencia del hombre que crea el tiempo.

Gentes -que no piedras- de Ghana:


Copyright © By Blas F.Tomé 2010